Hoy os traigo la historia de las
cabinas telefónicas. Un medio de comunicación obsoleto pero que
marcó nuestra adolescencia, al menos la mía.
Necesitaba contactar con el servicio
médico, pero no disponía de servicio telefónico y carecía de
teléfono en su hogar, así es que tuvo que buscar la forma de
comunicarse en varios establecimientos para efectuar la llamada. Al
encontrarse con tanta dificultad para poder realizarla, le hizo
pensar en la idea de crear un teléfono público.
Después de varios intentos, en 1889
se instaló el primer teléfono público en un banco de Hartford(Connecticut), y fue tan exitoso el resultado, que se empezaron a
instalar en las principales calles de las ciudades.
Víctimas del teléfono móvil, ya
casi nadie demanda sus servicios hoy. Hay que echar la mirada hacia
atrás en el tiempo de la peseta para saber cuándo fue la última
vez que utilizaste una cabina y para imaginarse sin un móvil en el
bolsillo. La gente ya no las necesita y su presencia en las calles
solo sugiere indiferencia y poca nostalgia.

No hay ninguna empresa que compita con
ella en este campo, pero las multitudinarias aperturas de locutorios
en las ciudades de grandes densidades de inmigrantes también ha sido
un factor negativo para hacerse a la idea de que este medio de
comunicación va a desaparecer.
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